Hasta ahora, en cada uno de los volúmenes aparecidos de CLEAM, se ha publicado un manuscrito completo, bien de contenido unitario (París y Viana, El libro de las batallas), bien misceláneo (vols. 4 y 5 de la colección). En la presente publicación, persiguiendo ofrecer a los lectores un tema monográfico (en este caso el de las leyendas referentes a personajes bíblicos), se han entresacado los textos de muy diferentes manuscritos, no dándose a conocer ninguno de ellos de forma completa.
El interés que ofrece la publicación del abundante número de leyendas relativas a personajes bíblicos es indudable. Y hay que tener en cuenta que en el presente volumen (por razón de sus obligadas dimensiones) no se publican todas las leyendas referidas al tema, por lo que el autor tiene proyectada la preparación de otro volumen, que complementaría el número de leyendas, de las que hoy día tenemos noticias, referentes a personajes bíblicos.
Para un lector no arabista podría sorprender el número de personajes bíblicos historiados en la literatura aljamiado-morisca (Abraham, Ismael, Moisés, Job, David, Salomón, María, Jesús, etc.), pudiendo hacer pensar al profano que el tema bíblico que aparece en estas leyendas podría proceder del contacto secular de los moriscos con los cristianos. Sin embargo, nada más falso. El espíritu bíblico, que aflora en estas leyendas, es islámico, y arranca, por tanto, directamente del Corán, que dedica en ocasiones azoras enteras a diferentes personajes bíblicos. El significado de tales personajes se halla reflejado, a modo de ejemplo, en el siguiente versículo coránico: «Decid: Creemos en Dios, y en lo que se nos ha revelado, y en lo que se reveló a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las doce tribus; en lo que fue dado a Moisés y a Jesús… No establecemos diferencias entre ellos» (II, 130/136). El carácter privilegiado de Jesús como profeta, así como la virginidad de María, se desprenden de los siguientes versículos del Corán: «¡Oh María! Dios te ha elegido y te ha librado de toda impureza. Te ha elegido sobre todas las mujeres de los mundos» (III, 37/42); «¡Oh María! Dios te albricia con un verbo, emanado de Él, cuyo nombre es el Mesías, Jesús, hijo de María» (III, 40/45); «Dios añade: «María, hija de Joaquín, que conservó su virginidad; insuflamos en ella parte de nuestro Espíritu…» (LXVI, 12).
Partiendo, pues, de la doctrina coránica, enriquecida por la tradición islámica del hadiz, el tema bíblico ha llegado directamente, sin otro intermediario, a nuestros moriscos, que, a su vez, han amplificado con notables pormenores los motivos temáticos, por lo que las leyendas aljamiado-moriscas se hacen especialmente apreciables a nuestros ojos. Algunas de ellas, además, presentan, desde el punto de vista literario y teniendo en cuenta su carácter tradicional, un indiscutible valor estético, capaz de provocar, con su lenguaje arcaico y desabrida fantasía, una muy especial resonancia poética, tales como la pormenorizada historia del sacrificio de Ismael, que supera, sin duda, al relato bíblico original; la intensamente dramática historia de Moisés con el halcón y la paloma; la del niño Salomón, de gran belleza formal, y que contiene el artificio del cuento dentro del cuento; la leyenda del compañero de Moisés en el paraíso, que puede relacionarse con El condenado por desconfiado de Tirso de Molina, según ha puesto de relieve R. Menéndez Pidal, o la patética leyenda que se refiere al diálogo entre Jesús y una calavera, etc.
Edición impresa
Formato 13,5 x 19
Páginas 523
ISBN 84-249-0861-9
Año 1983
Agotado